
Dios es el Alfarero y nosotros somo el barro; y existen momentos en la vida del creyente donde el mismo va a tomar nuestras vidas y las moldeará de tal forma que aunque nos duela y sintamos que nuestras lagrimas no serán lo suficiente para llorar, es , en ese momento donde él Señor nos abrasará y secará nuestras lagrimas diciendo: Hijo (a) yo te estoy formando porque de tus debilidades sacaré grandes fortalezas y además serás una gran obra de arte y cualquiera que te vea te preguntará qué te pasa que te ves tan diferente y tu le responderás con lagrimas de alegría, estuve en el taller del alfarero dejando que Dios hiciera de mi la mejor joya.
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